¡Que viva la amistad!

Qué bueno es ir por la vida haciendo amigos. La amistad es esa relación entre personas afines basada en la confianza, la lealtad y la empatía. Desde pequeños vamos fomentando amistades y a lo largo de la vida unas se alejan, otras se conservan y otras llegan un día y nos cautivan para siempre. En el camino he aprendido que lo que mantiene una amistad viva es el respeto mutuo. El entender y aceptar a cada cual como es, sin querer cambiar al otro, porque la diferencia, es a la vez lo que nos hace únicos. Y así, exclamamos con el corazón lleno de gratitud: ¡Que viva la amistad!

Los tiempos han cambiado, sin embargo, por mucha tecnología y distracciones que tengamos a nuestro alcance, seguimos siendo humanos, con un corazón que siente y padece y que a veces, urge de una voz amiga. En este mundo digital, aún resuena la calidez de la amistad sincera que nos dice «viva la amistad» a través de gestos que trascienden la pantalla.

La amistad implica escuchar sin juicios, ni condenas para poder dar el mejor de los consejos. Dejar a un lado nuestro ego para ponernos en el lugar del otro y solidarizarnos con su dolor, regocijarnos con su alegría y empoderarnos con su éxito. La amistad no es egoísta, ni envidiosa. Ella se nutre de la esperanza y de la buena fe, para sustentarse de la confianza y la sinceridad.